domingo, 30 de noviembre de 2008

(Sin fin)

La protección es el vuelo
Y el escudo es un rincón solitario
La violencia es el miedo
Y el mar un sonido
(Sin fin)

viernes, 28 de noviembre de 2008

El halcón y la piedra

El halcón nunca se tropieza con las piedras
Porque emprende el vuelo cada vez
El halcón no se encuentra con las piedras
Se posa sobre su lomo un rato
Y luego emprende el vuelo -otra vez-
Sabiendo que es sabia la distancia
Y que el frío está más cerca
De las piedras
Que de la libertad solar
-Que de lo eterno lunar-
Sabiendo que es sabia la distancia
Y que el calor es tan solo
Un espejismo de los hombres
De los que andan en las piedras
Y se prometen montañas sin mirar
–Dónde se fija el horizonte-
Porque les queda lejos
Y tienen hambre y el sabor calcáreo
Cobijado entre sus dientes (de marfil)
-Ni el elefante los comprende-
Son demasiados quizás
Para volverles la espalda a las piedras
Una vez más (y se van con cualquiera)
Que les promete un poco de pan
(Un poco de oro) -Y nada más-
Que seguir andando entre la multitud
En vez de cortar –subir las alas- y volar
Lejos del mar –agradeciendo el pan de oro-
Y ofreciéndoles más (un poco de lluvia, un poco de sal)
Benditas las manos que se cuecen al girar
Cruzando las estampas (consagrando las estepas)
Haciendo volver a los lobos de Hesse
Esos que nos hicieron fijar tan solo un poco
El horizonte (una vez) y nos cortó la cena
Y nos dejó sin cojín ni sin pan
Pero nos dio una buena colmena
Para nuestro ajuar mental (para nuestra fe anual)
Para nuestro gozo intelectual (o nuestro espíritu)
El caso es que da igual
Y en esta fría y blanca sala de espera
Se nos caduca el portal
Halcón al descubierto
Hombre dormido
Intercambiad vuestro vino (y vuestro pan)

jueves, 27 de noviembre de 2008

-es así- (estamos aquí)

Y la luna nueva se encargará de pedirnos la mano
Y ya no tendremos excusas –se abrirán las esclusas-
Y podremos navegar sin pesos ni bombas de agua
Atragantadas en las espaldas –y seguiremos- y nunca
Ya –congelaremos el júbilo- (ni querremos con desgana)
Porque ya no estaremos a salvo ni podremos quedarnos
Nunca más ya inmóviles al borde del camino (ya no)
Desdibujando estelas en los nombres del filo –y la luna-
Nos dirá –ya llegaron- (aquí estamos todos reunidos) -y-
No os permito cerrar los ojos por más tiempo –no os salvéis-
Aunque el calor sea corto y el frío nos arañe los pies –es así-

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Aquí no se salva nadie (Palabras de Benedetti)

No te quedes inmóvil al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora ni nunca
No te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer lo párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo
Pero si pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el jubilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo

martes, 25 de noviembre de 2008

La dernière route (certaine route qui me remplie)

Ajourd’hui j’ai perdue la route de mon nom
Ajourd’hui j’ai perdue la rue de mon coeur
Ajourd’hui j'ai perdue certaine route qui me remplie
De temps en temps -certaine route qui me barre-
Qui me laisse sans cesse (qui me laisse sans âme)
Mais encore je la cherche (et) encore je la prend
Par son cou sans arrêt (et) je la laisse après
Sur la table et je reste sans savoir si la route
existe encore (ou elle ) n’existe plus

lunes, 24 de noviembre de 2008

El velo de nuestro afán (Maya y el amor)

El amor es una sustancia que nos expande por dentro. Es parecido a un líquido que nos llena y nos da calor (y nos incendia a veces, cuando es temeroso). Debemos siempre tenerlo en cuenta (en el fondo de todos nuestros actos), y nunca rechazarlo (pues nunca se enfada, pero insistirá). Sabemos que siempre está al acecho, y que está también dispuesto a emprender el vuelo, tanto para ir como para venir. Le es difícil estarse quieto (si no se mueve se transforma). Nos seduce y nos convence como un camaleón. Tiene todas las plazas reservadas, de todos los lugares (y todos los asientos dobles). Él nunca se queda sólo (aunque tampoco lo busca, es mera consecuencia de su inevitable imán). También es bueno saber que siempre se prolonga, se alarga sin resistencias como un elástico. Y siempre está maduro para dar sus frutos. Sin pedir nada a cambio. Pues sabe que la creación es un fin en sí mismo (un fin que no tiene fin).
Nuestra palabra es interminable. Es sonora y generosa. También es muy atrevida (a veces extremada). Ella no se preocupa, y sabe que pocas veces cabe en una sola persona, y por eso salta de un cuerpo a otro, relevando historias, y terminando con una lo que no concretó con la anterior. Es casi un juego de finas transparencias, de velos que descubren lo profundo de todos los secretos (de todos los seres), esos que Maya nos reserva para el final, esos que al final sólo son uno, uno denso y sencillo que guardamos (por olvido) en el fondo del desván (en el rincón oscuro de nuestro afán), de nuestro primer aliento, nuestra primera voluntad (nuestra simple y a veces desdichada, nuestra hiniesta dolorosa, nuestra pura verdad).

domingo, 23 de noviembre de 2008

Radivlo sal selecrác

Si observamos desde fuera una cárcel en medio de la ciudad, podremos ver que no es tan distinta su estructura a la de los edificios vecinos, salvo por los alambres y las torres. Me choca ver que las cárceles no están tan lejos, que están a nuestro lado, y muy a menudo en nuestras cabezas. Somos una ciudad colmena y estamos expuestos a convivir en medio de infinitas subcárceles (que se nos presentan a modo de caja de bombones, imitando el sistema de las muñecas rusas.) No sé si esto debería hacernos gracia. Aunque es esto algo intrínseco, algo de lo que no nos podremos librar, y por tanto sólo nos queda disfrazarlo de algo y ponernos a jugar a las muñecas, simulando que lo hemos olvidado todo (y asentir varias veces afirmando que nosotros, no sabemos nada). El sí y el no están yuxtapuestos. Y no tenemos nada que decir, teníamos tanto que decir. Jugar, o no jugar, esa es la cuestión. Siempre nos quedará el hablar al revés, eso que nos enseñaron temprano en el colegio, y que nos sirvió para comenzar a mentir y a maquillar, a desmentir y a contratar el grito silenciado de “sal selecrác ”.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Ciertos decibelios

El volumen también importa. Los decibelios son caldo de nuestra memoria, trompetas que nos matan las cuevas de nuestros íntimos garajes, o nos las tornan inmensas y melosas cómo un salón de baile del siglo XIX.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Cuestión de ritmo, cuestión de espacio (relevo infinito de leves libertades)

Cuando el mundo se vuelve demasiado hostil, siempre podemos abrir un libro y caer rendidos entre sus brazos. Cambiar de tiempo es el primer paso para la desaparición del primer mundo. Cambiar de ritmo el segundo. Y encontrarnos con personajes que nos acompañan pero no succionan nuestro ser, el tercero. A veces llevar la vida que llevamos en medio de una ciudad frenética y desorbitada puede resultar agotador. Sumándole el ritmo de los lazos relacionales, las entradas y salidas de gentes que vienen y van. Ellos nos dejan prácticamente sin alma, sin contenido de nuestro ser. Nos piden y nos preguntan y nos succionan, nos borran nos borran nos borran...hasta que desaparecemos. Y no podemos más que poner la mente en blanco (pues no los ojos), encontrar un lugar con pocos ruidos y poco que hacer, dónde la gente se deje aire para respirar (y que respiren). Que callen un minuto por cada dos de los que hablan (sin aire). Que tomen aire. Que tomen espacio. Que griten menos y escuchen más. Dónde cada uno tenga su espacio, y dónde cada uno tenga un ritmo por encontrar. (Me pregunto a veces, si de verdad existe la libertad, o es tan sólo un relevo infinito de leves libertades).

martes, 18 de noviembre de 2008

Memorias de pez, emociones sin fondo

Puede ser que el pez no tenga memoria, y que viva inmerso en el mundo de las emociones. Esperemos que estas apreciaciones humanas no lo mareen hasta el punto de dejarlo sin aire. La memoria existe desde que nosotros somos, “nosotros” estos que escribimos porque tenemos memoria, quienes nos vemos (a veces) obligados a construir algo con sentido de los pedazos de su legado. Siempre es mejor hacer algo con los objetos amontonados en vez de dejarlos en un rincón y observar cómo crece la montaña. Por lo menos si los cosemos, o los cambiamos de lugar, parece que el legado de nuestra herencia se convierte a veces en algo interesante, y nos ayuda a pensar entre ruinas, a movernos entre aguas con otra calidad. El movimiento que produce la memoria re-memorizada (re-masterizada también) es un tanto más lento y más denso que el de la memoria terrestre (esa que todavía no se ha visto sumergida en su propia re-memorización), y es también, mucho más fluida. Ese tipo de memoria ha traspasado una primera dimensión para llegar a otra, y esa otra está más acorde con los ritmos submarinos, y con las memorias (emociones sin fondo, rápidas e huidizas como pequeños aletazos) de los peces. A veces tenemos que re-cordarnos para olvidar. (Y así nadar).

lunes, 17 de noviembre de 2008

El espacio y su memoria (Que no es una momia)

A menudo nos es fácil perdernos en el espacio. El espacio nos recuerda que somos seres presentes, seres físicos, dotados de un cuerpo que lo ocupa. El espacio se vive en el presente, y si nos perdemos en él, es muchas veces porque viajamos al futuro o regresamos al pasado (desde nuestra mente momificada). Si uno se pierde, deja de habitar. Y en el momento en que deja de habitar, tan solo flota, vaga, deambula a modo de presencia incorpórea por el espacio sideral. Sabiendo esto, podemos deducir que la pérdida es siempre virtual. No nos perdemos nunca en tanto cuerpos que somos. Siempre, donde quiera que estemos, estamos habitando, y nos encontramos en un lugar real, en un lugar que existe. El lugar existe porque existimos nosotros, y nosotros existimos porque él comenzó a existir. Nuestros ires y venires intelectuales y emocionales hacen que a veces lo olvidemos todo, perdamos el contacto, y nos dejemos poseer por esa sensación de pérdida. Pero de hecho, nunca llegamos realmente a flotar, a vagar ni a deambular (tan sólo en la ficción). Podemos perder el norte, u olvidar la dirección, o dejarnos las coordenadas en alguna otra parte del mapa. Las reencontraremos rápidamente si dedicamos un segundo a observarnos, a palpar nuestro cuerpo, y a entrar en contacto con lo que nos rodea. Ningún mapa está tan lejos. Nunca se va. Nunca se pierde. No existen los mensajes en una botella, más que en la memoria. Y la memoria, herramienta paralela a los medidores de tiempo, es otra de esas que a raíz de un mal uso, estorba. Sobretodo en los espacios que tienen memoria. Si queremos habitar bien el espacio, deberemos indagar (alertas) en la memoria de nuestro cuerpo, tan sólo para recuperarla, y sin sucumbir en su encanto, en su embrujo de serpiente almidonada (verdadera mutante absorve-sesos).

domingo, 16 de noviembre de 2008

Si el tiempo es una herramienta

El tiempo es una herramienta que nos ayuda a medir el lugar dónde estamos. De hecho, es una herramienta que nos ayuda a medirnos a nosotros mismos en primera instancia, y luego a relacionarnos con ese lugar que habitamos. El lugar y el cómo nos movemos por él es la pista que nos descifra el tiempo que recae en nosotros. Y el medidor de tiempo, ese instrumento que creamos a modo de bastón, nos ayuda y nos esclaviza a su misma vez. Podríamos decir que, de la misma forma que nos marca, que nos pauta, nos sirve de apoyo y nos facilita el camino, nos lo acota, nos estorba y nos lo estrecha hasta que el movimiento se vuelve descompasado y vulgar. Los marcadores de tiempo pueden a veces marcarnos tanto, (demasiado), que nos quiten su practicidad principal y nos vayan asfixiando, cordial y elegantemente, con ella. Esto suele pasar con todos los artilugios que creamos a modo de servidumbre o muleta de nuestra actividad diaria. Tan pronto los cogemos como acabamos dependiendo de ellos. Por ese motivo observo que realizar actividades que tengan en cuenta el cuerpo y el tiempo (sin objetos por en medio), así como la meditación o la danza, en las que debemos respirar y movernos siguiendo unas normas, jugando con el tiempo, otorga un mayor grado de libertad. Jugar con el tiempo y con cómo le afecta a nuestro organismo, hace que se vuelva menos pesado y que podamos burlarlo, librarnos de él con mayor facilidad. Si nos acostumbramos a ser reloj, a ser marcador con nuestro cuerpo, de una forma lúdica y disciplinada, descubriremos que no hay mejor herramienta que nosotros mismos. Y que si el tiempo es una herramienta, nuestro cuerpo es él mismo. Nuestro cuerpo es el tiempo.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Sin ningún tipo de temblor de dientes

Inclinando los suspiros de estas lunas pasadas
que descienden hasta los mares de otoño
y se prenden sin nombre -se dibujan-
se planean sonriendo de avión en avión,
de flor en flor, -y encienden las cadenas-
de este engranaje adverso convertido en don
y motivo de desolación compartida -a veces-
y sustancia que muerde y escuece de vez en cuando
si cocina sin fuego -o si congela después del fuego-
de forma inesperada y prevista por los que ven
en sueños -a los cangrejos que corren- hacia delante
aun creyendo que van hacia atrás -y aquí nadie miente-.
Por lo menos yo voy -y no voy a hacerlo- por mi fe concisa
que no me lo permite -ni me da ninguna otra acreditación-
que la verdad no sea -que me pierda y regrese- otra vez
al centro de las dudas y los combates -que me dicen tú sabes-,
y ya me dirás si alcanzas la palabra adecuada para atinar
el dardo -el dorado- el que llega al fondo del corazón
y no se pierde, porque la memoria -de allí- es para siempre.
Y se inclina hacia lo profundo de su propio dueño
y atraviesa las trincheras y los bosques y los desiertos en pateras
de barro amordazado por los años -de vergüenza de los siglos-
de daño -de renglones de madera cortada en pedazos-
y zurcidos, somníferos de pan y litros de agua salada
encharcando los pulmones de acero y el corazón en la mano
-que sigue meciendo-, y se equivoca porque miente para abrigar
y no sabe que la sangre se lo lleva todo por delante sin ningún
tipo de temblor de dientes, ni caídas, ni suspiros de ayer.

jueves, 13 de noviembre de 2008

En lo profundo-del vacío-

En lo profundo
Están todas esas cosas que nadie muestra
Esas que nadie se atrevió a contar -porque-
Dolían hondo en la garganta al gritarlas con fuerza
Y era demasiado arriesgado exponerlas ante un tipo de ciudad
Que se escapa entre las ruinas –y se cuela despacio en las semillas-
Hay cosas que cuesta más callarlas que decirlas -aunque decirlas duele-
Y son como secretos de avestruz, perdigones sin remo, sueños de autobús
Velocidades que no sabré decir jamás –aunque no sepa callarme-
Precocidades que se avecinan firmes como la muerte –y resuenan-
Antes de sonar y se pegan encogidas en la espalda –y ya nadie las saca-
Ni los remedios ni los hipos ni las inversiones a cuerpo entero –ni el calor-
Que se va cuando vuelve la mañana –y ya no queda más que un gramo-
En el blanco del colchón -manchado de mares profundos- de remos sin sal
De cal sin medidas, de zumos del desván de todo lo vivido sin silbar
Y se van, tan solo un segundo, y regresan como todas las fiebres
Que se quedan nadando sin motivo y nos cuestan -estornudo omitido-
Más que el pan, más que el olvido, porque son las fiebres del color perdido
De las luces trasnochadas del rumbo sin firmar -del errar sin navegar-
De lo rotundo –de lo escondido- de las esquinas y los caracoles
-Del vacío-
En el mar

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Visitando el sonido del OjO de pez

Salimos perfilando las escamas de los bueyes
esos que no dicen nada pero sienten
viven y tienden sus redes de carne fuerte
de sangre caliente
de piel muy dura y vertida en llamas
de vOz con sonido y profundas llaves
de pocas angustias y muchas naves
que viajan por tierra y se quedan en clave
Salimos retumbando sirenas sin sOles
pero vienen los reyes y todo se lo comen
girando y girando hasta el andén infinito
ese que en el fondo no es más que un punto
dibujado en el centro de si mismo y tendido en el espacio
abierto pero preciso
suspendido, claro y necesario
para que exista el lugar en el que se ve acogido
a más de ciento ochenta grados
remendado desde la amplitud más generosa
de su nuevo ángulo –ese que nos trata de decir-
ese que nos trata de acercar las cosas que ya están cerca
pero vemos más seguras a través del OjO de aquel buey
que vive y nos baila, que cuenta y nos espera –en el andén-
de los náufragos terrestres, de los carniceros sin barco
de los bomberos que nunca consiguieron apagar ninguna sal

martes, 11 de noviembre de 2008

Estaba escondida

Luego saltó tras ellas
Aunque no por ellas
Pero sí a su pesar
Pues ellas no estaban de acuerdo
En tener a una oveja entre los lobos
Pero la guiaron sin reproches al final
Ya que es lo que les habían enseñado
Los pájaros, los peces y las serpientes
Y llegaron -puede que hasta el final-
Del camino –ese que estaba escondido-
Y descubrieron otra vereda bordeada
De nuevos frutos y nuevos animales
Dispuestos a guiarles –ahora sí-
Hasta el final
Aunque –sin reproches ni concesiones-
Todavía -puede que hasta el final-
Puede que reconocieran también
Y nos dijeran
Hasta aquel final

lunes, 10 de noviembre de 2008

(Sabía que las ranas le indicarían el camino)

Estaba escondida
Auscultada por los viejos conejos del bosque
Escudada por las verdes malezas (y rojas)
Por los naranjos y los escarabajos
Por las piedras y las espinas
Los jabalís y las cerdas del granero de su padre
Todo eso estaba allí
Diera o no sus frutos
Diera los correctos o los equivocados
-Siempre había tenido problemas
con las ciencias naturales
y con la geografía-
Para ella todo estaba en el mismo lugar
Y daba frutos más o menos parecidos
Dependiendo de cómo se situara
Ante ellos en el minuto del nacimiento
Y estaban allí para protegerla
Mientras
Estaba escondida
A cuclillas tras la vereda
Preparada para saltar si hiciera falta
Tras los impetuosos sonidos de sus muelles verdes
(Sabía que las ranas le indicarían el camino)

sábado, 8 de noviembre de 2008

Nombre

Que sepan que hablo en tu nombre
Y eso es porque sólo tengo el tuyo
Aunque exista la contaminación
Y la diversificación de apuestas
Mi camino es sólo el tuyo
Y siempre lo tendré

viernes, 7 de noviembre de 2008

Las llaves

Pesan los submarinos
Y se arrastran las palabras
Como anclas sin dueño
Dibujando sonidos hasta el fondo
Creo que todas esas cosas
Que pienso a lo largo del día
(Y de la noche) se quedan con ellas
-Aun sin saberlo- y las transforman
Las colocan en uno u otro lugar
Y viven un poco a remolque
Transportadas por las mareas
Que las trasladan de un lado al otro
Sin prisas ni reparos por molestar
-No vaya a ser que se pierdan-
Las llaves están siempre al final
Y te digo que no se pierden
-Por mucho que se empeñen en despistar-
A veces uno las cambia de sitio
Como a las palabras
O a las cosas que uno ha ido
Pensando a lo largo del día
O de la noche
Y vuelven pronto a su lugar
A ese lugar reconocible y tranquilo
De la memoria acostumbrada
A localizar resortes automáticos

jueves, 6 de noviembre de 2008

Reinado de un corazón tercero

No sé por dónde empezar
A contar las palomas
Que se posan en lo alto
De los muros
De piel y cortinas
Con plumas que danzan
Solas
Sin necesidad de mojar
Sus alas en cal
El que las ve lo sabe
Se calla y se va
Tú no sabes
Ni cómo ni cuando
Te fijaste en
-Ellas te venían a buscar-
Con el porte distinguido
De un gavilán
Blancas como la espuma
Olorosas como el pan
-Esas no eran aves de ciudad-
Esas eran esposas del cielo
-Escaleras que contar-
Se enroscaban verticales
Como auroras
Con el legado de un corazón
Tercero y lleno de aire
Por respirar y reinaban en paz
Por encima de las cabezas
-Por encima del mar-
Irresponsables y tiesas
Pero llenas de bondad
(Dime cuantas migas
te dejaste por contar)

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Se queda

El tiempo que nos queda
Se queda
Siempre en el bolsillo
-Intenta pasar desapercibido-
Pero lleva siempre su cuchillo
Dispuesto a romper el saco
En dónde guardamos cada gramo
Que él nos dio –discreto-
Con el puño cerrado

martes, 4 de noviembre de 2008

-El tiempo que se queda-

Las lunas siguen creciendo
Y siguen habiendo cincuenta planes “b”
Se mueven los subsuelos –cada día-
Y ya nadie los nombra
-Están bajo tierra-
Su nombre es de piedra
Y su corazón se confundió
Con el latido de las plantas
Las flores siguen naciendo
Y ya nadie las condena por desatarse
Entre aromas de colores curtidos al sol
Porque se ponen enhiestas y modestas
Se vuelven a retirar en la cueva
De sus hermanas de piedra
-No tienen ningún otro plan-
No hay más sonido
Que el de las plantas
No hay más bebida
Que la que el cielo pueda ofrecer
No hay más honor
Que el de mantenerse erguido
No hay más sabor ni hay ningún deseo
Que las expulse de su eterno girar
De su rotunda prueba –de fe-
De su inagotable estar
Rubicundo y querido
Expuesto y solar
Hilvanando verticales y caídas
-Y vueltas al hogar-
Terráqueas y marinas
Prestadas a durar
-El tiempo que les toca-
Y que nadie más nos da
-El tiempo que se queda-
Y el que no se promete más
-Con nadie- ya no más
Y todo lo demás (...)
Porque aquí se queda
Y es esto -y nada más-

lunes, 3 de noviembre de 2008

Paraíso sin número

Se desconocían
Se medían mirando
La luna y envasando
Ciudades en vino
Se medían dibujando
Ansiedades en copas
De pan y él se vino
Tras largarse del otro
Camino enredado
Y curioso pero vivo
Para volver a empezar
El loco recorrido
-Dícese del loco
que volvió a
recomenzar-

domingo, 2 de noviembre de 2008

Canicas y piedras en el camino

Me seguía en el camino. Alguien hablaba de piedras a nuestra derecha.
- Que tres es mejor que dos porque es igual a uno- decían. (Eran cuarzos rosados). A mí se me cayeron canicas del bolsillo. Primero una, luego dos, luego muchas. Tenían distintos tamaños y eran transparentes, con una ondulación verde o azul en el interior. Él me ayudó a recogerlas. Mi abrigo era gris y era de invierno, pero no hacía frío. Cuando estuvo en frente mío, me dijo que había seguido mis ojos claros, mi cara lila y mis pendientes azules. Luego seguimos subiendo.

sábado, 1 de noviembre de 2008

dÉSirVAbb


Os presento a la Cia. dÉSirVAbb, dada hoy a la luz, (día de todos los santos), a la que podréis visitar próximamente en enlace adjunto desde esta web. La danse c'est une fête.